Resumen

Un par de hermanos se ven obligados a cambiar de ciudad justo antes de navidades, ella una friki amante del yaoi, el un gay timido que no termina de entender los gustos de su hermana. Pero gracias a ella entrara en un nuevo circulo de amistades donde creen que el es igual de friki que el resto.

Capitulo 3 – ¿Babylon en Vivo?

jueves, 19 de noviembre de 2009 en 11:34
Aún parecía muy temprano cuando el característico sonido de un taladro me despertó con la sensación de que sonaba directamente junto a mi oído. Estirándome sobre la cama, alargué la mano hasta coger mi teléfono móvil de la mesita de noche para poder consultar la hora: las 9:20. Perfecto, ya no me podría volver a dormir. Haciéndome el remolón di varias vueltas en la cama antes de levantarme e ir hacia la cocina para desayunar. Al salir de mi habitación eché una mirada fugaz a la habitación de mi hermana, aún con la puerta cerrada. “Feliz afortunada de sueño profundo”, pensé.

Al llegar a la cocina me encontré con mi padre haciendo un boquete entre la pared de la cocina y el salón, y yo que ya pensaba maldecir a los vecinos, resultó que había sido mi padre… Pues vaya gracia.

– Papá, ¿no crees que esto lo puedes hacer a otra hora? Anoche llegamos a las tres de la madrugada – dije dejándome caer en una de las sillas de la cocina.
– Buenos días, Nando – respondió mi padre como si no me hubiera escuchado.
– ¿Vas a desayunar? – preguntó mi madre entrando en la cocina – Si desayunas déjalo todo recogido.
– Sí, mamá.
– Si mamá no, lo recoge s – dijo alterada
– Que si – respondí acostumbrado a su obsesión por el orden
– ¿Qué tal os fue anoche? ¿Lo pasasteis bien? – pregunto mi madre, ahí estaba ese gran espíritu cotilla que toda madre debe tener.
– Claro, nos lo pasamos muy bien, estuvimos en los recreativos y después vimos una película, son muy simpáticos, frikis, pero simpático s – y recordando la noche anterior añadí – Me llamó Marcos, le dije que se viniera a pasar unos días pero dice que su madre no esta muy convencida, voy a ver si la llamo para hablar con ella y la convenzo.
– Si quieres puedo hablar con ella – y viendo mi cara de felicidad añadió – pero no prometo nada.
– Claro mamá, muchas gracia s – respondí besando su mejilla antes de salir en busca del teléfono móvil.

Después de una conversación cargada de promesas y llena de buenos propósitos de estudio por parte de Marcos, finalmente la madre accedió a que viniera a vernos para pasar aquí la noche de fin de año, se quedaría unos días más y después volvería a casa para el día de reyes.
Sólo esperaba que estos nuevos amigos no metieran la pata hasta el fondo estando Marcos aquí.

Estaba ayudando a mi padre con algunas de las cosas que quedaban por hacer en la casa cuando vi a mi hermana salir modo zombie de su habitación arrastrando los pies.

– Angy, Marcos vendrá para pasar aquí fin de año – le dije al cruzarme con ella en el pasillo.
– ¿En serio? – preguntó emocionada ella.
– Sí, estará aquí hasta reyes, volverá para estar allí el día seis.
– Pues entonces habrá que ir avisando a esta gente de que hay que hacer algo divertido, no podemos dejar que venga para aburrirse.
– Angy, la verdad es que no termina de convencerme eso de que juntemos a Marcos con Andrea y compañía.
– ¿Qué dices Nando? Le encantarán, seguro.
– Sólo espero que no se les vaya la lengua.
– Por dios, Nando, a veces deberías ser un poco más confiado.
– Bueno, intentaré un poco del frikismo ese tuyo Zen.
– Es fenshui Friki, Nando.
– Lo que sea. Por cierto, ¿qué carajo es un “Kodona”?
– ¿Kodona? Kodona es un niño.
– ¿Y porqué decían que serían tan mudos como “niños”? No lo entiendo.
– Es que tú te refieres a Kodama – respondió ella entre risas.
– ¿Y eso qué es? – respondí mirándola como la friki que era.
– Es un espíritu del bosque, no hablan, solo mueven la cabeza y hacen ruiditos, son espíritus protectores de la naturaleza, salen en la película de “La princesa Mononoke”, una gran maravilla del siempre genial Miyazaki.
– Angy, acabas de añadir información innecesaria, me da igual quien sea Miyazaki.
– ¿Cómo puedes decir eso? – dijo ella con indignación mal escondida – Que sepas que es el gran maestro del siglo XXI, él fue el que hizo Heidi y Marcos.
– De esas sí me acuerdo, abuelito dime tú, en un pueblo, italiano, al pie de la montaña – Canté mientras me alejaba por el pasillo hacia mi habitación entre risas.

Pasamos el resto de la mañana haciendo el vago por casa viendo la tele o leyendo a ratos, hasta que después de comer mientras jugábamos a la Playstation. Mi hermana aburrida decidió llamar a Andrea, y estaba pasando de ella hasta que escuché “¿Un pub de ambiente? ¿En serio? Suena bien”. No, definitivamente no sonaba bien, ¿apenas había salido del armario y ya me querían meter en toda la movida gay de la ciudad? Pero por lo poco que había conocido a Andrea, no podía haber esperado menos de ella.

– Pásamela, Angy – le dije a mi hermana pidiéndole el móvil.
– Espera, Andrea, te paso con Nando.

Tras coger el móvil y ver a mi hermana con cara de emoción me dispuse a hablar con Andrea.

– Oye, ¿va en serio lo del pub de ambiente?
– Por supuesto – respondió ella muy convencida.
– Pero Andrea, os dije que no quería ir por ahí publicándolo, ¿y ahora tú me pretendes llevar a un pub de ambiente?
– Oye, no seas aguafiestas, tu hermana y yo somos heteros y vamos igualmente, también van heteros, no solo gays o lesbianas
– Venga ya Andrea, seamos realistas, ¿que tío hetero va a un pub gay?
– Te sorprendería saber la de heteros de armario que hay en esta ciudad – rió ella ampliamente.
– Ves, ahí lo tienes, heteros de armario.
– Venga ya, Nando, no puede ser tan malo, no te conoce nadie aquí.
– Me lo pensaré.
– Venga, Nando, no seas soso, yo quiero ir, nunca he ido a un pub gay, debe ser emocionante ver yaoi en vivo – y estaba otra vez Angy con sus frikadas: “Yaoi en vivo”, ¿qué clase de problema mental tenia mi hermana? – Venga Nando, no habrá problema, total los que estén allí serán gays, nadie te echará nada en cara.
– Eso, Nando, los de allí ya son gays. Mira, esta noche vamos a cenar al chino y después tiramos para el Pub, además esta cerca de la playa. Sólo hay un par de pubs mas por aquella zona, no es que te vaya a ver todo el mundo entrar, casi todos salen por el centro.
– Bueno, pero si aquello está no me da buena espina nos vamos.
– Por supuesto, en cuanto tú digas nos vamo s – respondió ella emocionada – ¿Pasamos por vosotros a las diez entonces?
– Vale, pero ¿Vamos en coche?
– Vamos andando al chino que esta cerca de vuestra casa, pero después iremos en coche hasta la playa, esta noche conduce Marina, a mi me toca beber – aclaró por último.
– Ok, a las diez entonces.

Colgué después de eso, viendo como mi hermana me miraba con lágrimas de emoción en los ojos, dios santo, empezaba a darme cuenta de cuán rara podía llegar a ser mi hermana.

Mi hermana pasó toda la tarde persiguiéndome por la casa y diciéndome entre susurros lo fantástico que sería poder ver “Babylon en vivo”. Al menos esta vez sí que la entendía, era una de las pocas cosas que me había recomendado mi hermana que realmente me había gustado: “Queer as Folk” y es que, ¿quién podía resistirse al encanto de Brian Kinney o a Justin moviendo ese perfecto culito suyo en las pasarelas de la discoteca de moda en la calle Liberty, “Babylon”? Definitivamente nadie.

A las ocho de la tarde ya tenía a mi hermana encima empeñada en hacerme de estilista para “el gran acontecimiento” de esa noche: “mi salida del armario por todo lo alto”, decía ella. Obviamente no me la tomé muy en serio y simplemente me vestí como cada fin de semana que salía en Vigo. Unos pantalones vaqueros no muy ajustados pero que me según mi hermana me hacían buen culo, una camisa blanca de mangas largas y sobre ella una camiseta negra de mangas cortas, pretendía haberme puesto una cazadora vaquera pero mi hermana se empeñó en que debía ponerme mi levita de cuero negra “para darme un toque de estilo” después de esto pretendió peinarme como uno de esos personajes mangas que tanto le gustaban, pero me negué completamente, poniéndome un poco de gomina para ponerme el pelo de punta como solía hacer.

Entre revoloteo y revoloteo a mi alrededor ella se fue probando ropa mientras me enseñaba cada vez un modelo mas llamativo, finalmente se puso una falda larga negra con mil cremalleras y algunas cadenas colgando, bajo ella asomaban unas botas negras de plataforma que parecían mas el tipo de calzado que se pondría un transexual el día del orgullo gay que una chica de 17 años para un sábado por la noche, en la parte de arriba llevaba un top rojo lleno de agujeros por donde le asomaba una camiseta de rejilla negra, se plancho su pelo negro, que le llegaba a mitad de la espalda, pero se hizo algunos tirabuzones en las puntas, mientras en el flequillo que le caía sobre la mitad de la cara, se puso una gomina colorante roja, que según ella le habían mandado de Japón por eBay. Aunque la guinda de su modelito fue una capa negra hasta los pies con una amplia capucha que se puso estudiadamente dejando a la vista su cara pero haciéndola parecer una vampiresa salida de una película de esas que tanto amaba ella. Del maquillaje mejor no hablar, se había puesto tanta sombra negra que seguramente había gastado todas sus existencias, mientras que con un lápiz había dibujado algunas líneas que le bajaban del ojo derecho hasta mitad de la mejilla haciendo una especie de diseño raro y los labios pintados de rojo perfilados en negro, por un momento pensé que si abría la boca podría ver como le asomaban los colmillos. No era la primera vez que la veía así, pero daba la sensación de que esta noche se había esmerado especialmente en parecer más friki aún de lo que ya era a diario, recé para que Andrea y Marina no fueran tan estrambóticas como ella, pero obviamente aquello era un caso perdido, o eso fue lo que constate al bajar a la calle después de que Pedro me diera un toque al móvil.

No me bastó más que un instante para darme cuenta de que las chicas frikis sacaban todo su arsenal friki cuando salían por la noche: Andrea llevaba una falda larga negra de vuelo y una camisa negra de mangas anchas, sobre la que se había puesto un corpiño de encaje rojo y negro, el conjunto lo remataban unas botas igual de bastas que las de mi hermana. El maquillaje era básicamente calcado al de mi hermana, tanto que me pregunté si se habrían puesto de acuerdo de ante mano. Pero definitivamente la que más llamaba la atención era Marina, llevaba un abrigo de cuero negro hasta el suelo bajo el que se podían distinguir unos pantalones de cuadros escoceses como desmontables pero enganchados por cadenas a la altura de la rodilla, al bajar la vista a sus pies pude ver los zapatos más raro que había visto en mi vida, eran una especie de mocasines con una lengüeta de flecos pero con unas plataformas de madera a las que le faltaba medio talón, como si estuviera recortado, supuse que eso también era de importación japonesa, cosa que confirmé con un grito de mi hermana de – ¡¡Dios Santo!! Tienes unos Rocking– sobre esto llevaba un top mas largo por un lado que otro, de color negro que daba la sensación que había usado para pintar mil habitaciones cada una de un color, pues estaba lleno de manchas de colorines, aunque la ropa en este caso era la menos llamativa por que lo que realmente llamaba la atención era su maquillaje y peinado, tenia una combinación de morado y azul en el parpado superior y el parpado móvil pintado de negro, con unas pestañas claramente postizas con las que dudaba pudiera cerrar bien los ojos, los labios se los había pintado de azul eléctrico y de no ser por que su piel era mas blanca que morada hubiera jurado que era un de esas victimas de ahogamiento que salina en CSI, todo esto enmarcado por un su pelo donde cada mecha de color llamativo estaba fijada en una dirección diferente, supongo que con cemento, pues a pesar de la insistente brisa a ella no se le movía ni un sólo pelo.

Finalmente, tras repasar el aspecto de las chicas pude fijarme en Pedro, al cual debería haber mirado desde primer momento, para haber aprovechado mas tiempo recreándome. Llevaba unos vaqueros ajustados que le marcaban todo lo que venía siendo el paquete y sobre eso una camisa negra con finas rallas blancas también bastante ajustada y una cazadora de cuero. No llevaba ni la mitad de complementos y cosas llamativas que las chicas, era tan simplemente irresistible, que a punto estuve de soltar un suspiro mientras intentaba discretamente imaginar la forma de sus muslos bajo esos ajustados vaqueros al tiempo que recorría su figura con la mirada.

Después de los saludos y los gritos de emoción de las chicas compartiendo ideas de moda con mi hermana nos dirigimos al restaurante chino que ciertamente estaba a diez minutos de casa.

Al llegar uno de los camareros nos preguntó dónde nos sentaríamos y finalmente fuimos a la zona de fumadores para poder darle carta blanca a Marina con su vicio, lo realmente abrumador y sin duda friki fue cuando al sentarnos los chicos empezaron a mirar por todo el local mientras conversaban.

– Yo no se como Paco siempre nos pregunta, ya debería conocernos la cara – Dijo Marina
– Si pero nosotros no somos clientes “lespetables”– Contesto Pedro entre carcajadas.
– Creo que esta noche no está Gackt– dijo Andrea pasando de la conversación de Pedro y Marina y mirando hacia todos lados.
– Mira allí están Warafillen y Putipop– dijo Marina.
– Warafillen parece feliz, seguro que Gackt anda por ahí – respondió Pedro.
– Pero mira Psyduck está fuera y Psyduck sólo está fuera cuando falta personal, o quizás es el Corredor el que no está hoy – dijo Andrea feliz.

¿Qué carajo significaba aquello? ¿Putipop, Warafillen? Mi hermana por supuesto no tardó en preguntar.

– ¿De quién habláis?
– De los camareros, verás hay un camarero aquí que es simplemente guapísimo – dijo Andrea emocionadísima – Nosotros le llamamos Gackt, por que se parece al cantante.
– No jodas, ¿en serio?
– Por supuesto ¡Dios! Mira allí está – dijo Andrea muy exaltada y señalando sin discreción alguna.
– ¡Oh my fucking God, está buenísimo! – chilló mi hermana mientras daba saltos en la silla.
– Verás, la Putipop va detrás de Gackt y la verdad es que nos tiene un poco de manía, porque le dejamos nuestros números de teléfono – dijo Marina.
– ¿Que hicisteis qué? – pregunté sorprendido.
– Sí, hace unas semanas dejamos nuestros números de teléfono apuntados en el ticket de la cuenta cuando fuimos a pagar con un claro mensaje: “Para el guapo”– explicó Andrea.
– No me lo puedo creer ¿y os llamó? – preguntó mi hermana.
– Qué va, no hubo tanta suerte, pero nosotras no perdemos la esperanza, ¿verdad, Marina?
– Nunca se debe perder la esperanza – respondió ésta convencida.

Tras una entretenidísima cena donde descubrí las relaciones entre camareros y camareras, sus respectivos nombres, más algunas cosas inventadas por ellas que creían totalmente factibles, no pude evitar pensar que salir con ellos esa noche no había sido una buena idea, pero peor aún me pareció cuando mi hermana decidió probar suerte dándole su número al camarero con pinta de afeminado que según ellas se parecía tanto a un cantante japonés.

Salí del restaurante totalmente abochornado, pero no me dieron tiempo a echarme atrás con la idea del pub, ya que Marina había aparcado el coche a sólo unos metros de allí, así que estábamos más cerca el coche que mi casa.

Finalmente subimos todos al coche y fuimos rumbo a la playa, en el trayecto me contaron que en realidad los tres pubs que había en aquella zona eran, si no de ambiente, bastante liberales aparte del que íbamos que si era realmente de ambiente.

Al llegar allí comprobé que no tenía nada que ver con lo que me podía haber imaginado antes, al menos por fuera parecía un pub de lo más normal y alrededor de la puerta había gente también de lo más normal, nada de locas por ahí ni cosas estrambóticas o llamativas, de hecho creo que mi hermana y las chicas eran lo mas estrambótico en varios kilómetros a la redonda, o eso pensé hasta que cruzamos la puerta cuando descubrí que parecía que la gente cambia completamente el chip al entrar y pude ver varias parejas de chicos besándose o restregándose mientras bailaban la música del momento y algunas chicas que sin duda eran más masculinas de lo que yo sería jamás, aunque a favor de Andrea debía reconocer que entre toda aquella gente también se veía gente que parecía más discreta que el resto, incluso vi varias parejas, de lo que podían haber sido heteros de no ser por que cabía la posibilidad de que fueran bisexuales.

– Bien, ya estamos aquí, primero de todo un buen cubata, venga que hoy no conduzco y quizás tenga suerte y haya algún hetero perdido por aquí o algo – dijo Andrea emocionada adentrándose en el mar de gente de camino a la barra.

No tardamos mucho en llegar porque el local no era tan grande como me hubiera esperado, de hecho incluso me decepcionó un poco, por que por un momento y gracias a las sugerencias de mi hermana durante toda la tarde casi había esperado ver algo como “Babylon” allí.

– Cuidado, diosa a las dos en punto, Nando ándate con ojo – dijo Marina evitando mirar donde debía estar "la diosa".
– ¿Va, bebido? – preguntó Andrea.
– Como si eso importara demasiado – respondió Pedro, y haciendo una pausa añadió – ¡Dios! Creo que hoy se ha puesto pestañas postizas.

Yo ya comencé a asustarme, y dudaba seriamente si girarme a mirar o no cuando escuche un estridente chillido, que podía haber competido con el de Penélope Cruz en la gala de los ”scar.

– ¡Pedro!
– Oh… nos ha visto – dijo Pedro con la cara descompuesta.

Para cuando me giré vi a un chico delgadísimo con una media melena completamente lisa rubia platino y un bronceado fuera de lugar dada la fecha del año, llevaba unos pantalones de vinilo negros y una camisa rosa abierta hasta mitad del pecho, mostrando un pecho totalmente depilado, para rematar el modelito llevaba un cinturón de espejitos con el que parecía querer sustituir a la bola típica de discoteca que de la que precisamente carecía el local. Tal y como ya había dicho Pedro, llevaba unas pestañas postizas que competían directamente con las de Marina. A pesar de lo que parecía un plan estratégico y estudiado por parte de Pedro y las chicas “La Diosa” nos alcanzó, las chicas huyeron hacia la pista de baile arrastrando a mi hermana con ellas y al final yo me quede solo con Pedro mientras “La Diosa” se aproximaba cada vez más con una sonrisa y comenzó a hablar.

– Pedro, llevo un rato llamándote.
– Perdona Sergio, no te había oído – respondió Pedro desviando la mirada hacia la pista, supuse que buscando como huir de Sergio pero mientras tanto, “La diosa” se había fijado en mí y me recorría descaradamente con la mirada de arriba abajo.
– Oye ¿y este? ¿Otro ligue del chat? – dijo como si yo no estuviera allí.
– No, es un amigo nuestro, lo conocimos hace un par de días.
– ¿Y no nos presentas? – dijo Sergio con una mirada que pretendía ser sexy mientras batía aquellas pestañas postizas imitando alguna escena de cine de los 50.
– Claro – suspiro dándose por vencido – Nando, él es Sergio y Sergio él es Nando – dijo señalándonos mutuamente

Y yo me sorprendí cuando Sergio se acercó a mí para darme dos besos, no estaba acostumbrado a darle dos besos a un tío, pero aun así no me quise apartar por no hacerle el feo.

– ¿Y estas soltero, Nando? – preguntó interesado.
– Sí – respondí secamente antes de poder notar la advertencia de Andrea que se había acercado un poco por detrás de Sergio y negaba fervientemente en gestos exagerados intentando al mismo tiempo que Sergio no la viera.
– ¿En serio? Pues si te interesa yo esta noche estoy libre – me respondió él pegándose a mí mientras me pasaba una mano por la espalda, que Pedro detuvo sin darle tiempo a llegar al que supuse sería su destino, pues yo me había quedado totalmente de piedra y antes de poder decir algo Pedro se me adelantó.
– No creo que le interese, es pasivo Sergio

Aquello ya era demasiado, no llevábamos ni cinco minutos allí y ya tenía a una locaza encima y a Pedro diciendo cosas que ni siquiera yo sabía.

– Oh, es una lástima, avísame cuando quieras cambiar de rol querido – dijo finalmente Sergio alejándose al tiempo que en un giro de cabeza casi me da con su plateada melena de bote en la cara.
Mientras tanto Andrea salió de entre el gentío y felicitó a Pedro por su supuestamente acertada respuesta.

– ¿Y se puede saber por qué has dicho eso? ¿De dónde sacas que yo sea pasivo?
– Dios santo ¿eres activo? Entonces decididamente te acabo de salvar la vida, pero tranquilo si me lo quieres agradecer siempre me puedes pagar en carne – dijo aproximándose a mí.
– No te asustes Nando, aquí todos se sueltan la melena pero Pedro, esta vez, está de broma – dijo Andrea viendo mi cara de entre sorpresa y vergüenza mal contenida.
– Bueno, te lo puedes tomar a broma “si quieres”– terminó guiñándome un ojo mientras se giraba hacia la barra para llamar la atención del camarero.
– ¿Eso también era broma? – pregunté a Andrea.
– Yo diría que no – dijo con cara sorprendida y haciendo un movimiento de cabeza como desechando alguna idea me agarró de la cintura y se pego junto a mí en la barra – ¿Qué tal si pedimos algo de beber?
– Claro – balbuceé.

Mientras pedíamos se acercaron Marina y Angy, cada una con una copa que habían pedido en otra barra al fondo del local, donde habían llegado en su huida de “La Diosa”. Marina como conductora lo que bebía era algo que tenía el típico color de las bebidas energéticas.

Claramente aquello no era Babylon, pero para el caso se veía lo mismo, incluso estuve tentado de preguntar si había cuarto oscuro, pero decidí dejar la duda para cuando estuviéramos fuera de allí, por temor de que por el mero hecho de preguntarlo me arrastraran hasta él en el caso de que hubiera uno, en vez de eso paseé mi vista por el local contemplando el ambiente, nunca mejor dicho, hasta que mi hermana me agarró de la manga de la levita.

– Nando, vamos a dar una vuelta, ¿vienes?
– ¿Por qué no te quedas? Yo podré protegerte de los buitre s – dijo Pedro con mirada insinuadora, sinceramente no sabía que era peor, pero tras pensarlo unos segundos decidí que lo mejor era quedarme con Pedro, porque casi me fiaba mas de el que de Andrea y su afán de celestina.
– Yo me quedo con Pedro – le respondí a mi hermana que me miró con cara de emoción mientras susurraba algo al oído a Andrea, que se giró con la misma cara que mi hermana al tiempo que sacaba una cámara del bolso.
– Si hay yaoi no me dejéis sin pruebas gráfica s – dijo emocionada dándole la cámara a Pedro que la cogió entre risas, “malditas frikis” pensé mientras las veía alejarse entre la gente.
– Démosle una sorpresa a Andrea – escuché decir a Pedro, y apenas me volví a verlo ya tenía sus labios sobre los míos al tiempo que notaba la claridad del flash que nos apuntaba, tras esto se separó de mi dejándome totalmente mareado, mezcla del fogonazo de luz y la impresión que me había causado sentir sus suaves y tiernos labios sobre los míos.
– Perfecta ¡Dios! incluso paree real porque has salido con los ojos cerrados, mira – dijo mostrándome la foto en la cámara.

Y ahí estaba “mi primer beso con un chico”, pero mi vista se desvío involuntariamente a sus gruesos y tiernos labios mientras el sonreía, por un momento me importaba más volver a tenerlos sobre los míos que el hecho pensar en lo que haría Andrea con esa foto al día siguiente. Intentando no caer en el impulso de ser yo quien lo besara, y esta vez y no precisamente en broma, me separe un poco de él mientras preguntaba distraídamente por el baño. Pedro, sorprendido por mi repentino cambio de humor sólo me señaló hacia el fondo del pub donde yo vi un letrero luminoso demasiado llamativo.

Mientras me dirigía al baño paseé la vista por alrededor intentando ver a mi hermana, no es que no me fiara de las chicas pero no me apetecía perderla mucho tiempo de vista, tras un par de vistazos no conseguí encontrarla pero al llegar a la puerta de los baños allí estaban ellas haciendo cola, era de esperar, puesto que había una ley no escrita que decía que las chicas van en grupo al baño o como mínimo en parejas, así como los elefantes se mueven en manadas, era el orden natural de las cosas. Las saludé, les expliqué que Pedro estaba en la barra y les pedí que me esperaran fuera, una total estupidez porque seguramente sería yo quien acabara esperando por ellas al salir.

Al entrar al baño estaba vacío aunque los cubículos parecían todos cerrados, ahí estaba la respuesta a mi pregunta antes no formulada, no había cuarto oscuro, me dirigí a uno de los urinarios y apenas había empezado a orinar escuche una de las puertas abrirse a mis espaldas y como salían un par de chicos del cubículo en cuestión.

– Carlos, es la última vez que hago esto – dijo uno de ellos.
– Siempre me dices lo mismo y ya no resulta creíble, Pablo, es como el cuento del pastor y el lobo – respondió el otro.
– Ya, sin duda tú eres el lobo en esta historia.
– Pero es que aquí no hay historia, Pablo, eso es precisamente lo que te anda molestando, ¿recuerdas?
– Pues la próxima vez que venga el lobo el pastor se quitará de en medio – dijo el tal Pablo saliendo del baño molesto dejando a Carlos atrás lavándose las manos justo en el momento en que yo acababa de terminar y me dirigía a los lavabos.

Me dispuse a lavarme las manos mientras miraba disimuladamente al tal Carlos en el reflejo del espejo.

Era un chico alto de piel morena, de pelo castaño corto y unas marcadas facciones masculinas, bajo su ajustada camiseta negra de algodón se distinguía un bien formado cuerpo seguramente producto de muchas sesiones de gimnasio, pero sin ser del todo musculado, las simples formas muy bien marcadas destacando especialmente sus brazos que asomaban bajo su camiseta de manga corta y una mirada retadora que me di cuenta me dirigía directamente desde el espejo, una mirada que me estudiaba sin vergüenza alguna al tiempo que me hacia ver que había notado mi vista clavaba en él y sus fuertes brazos. Tras apartar la mirada a tiempo de verme ruborizado en el espejo me dirigí directamente al secador de manos dándole la espalda cuando de pronto escuche un silbido.

– Buen culo – dijo haciendo que me frenara en seco – Oye, ¿quieres ser mi nuevo pastorcillo?

Sin saber muy bien cómo reaccionar decidí que lo mejor sería pasar de él, pues después de la conversación que había oído, el tal Carlos tenía toda la pinta de ser el típico chulo que se cree que medio mundo come de su mano, de manera que seguí andando hacia el secador de manos sin darle una sola mirada, pero él no pareció conforme con ello, así que se acercó lentamente y apoyándose en la pared junto a mí, intento hacerse oír sobre el ruido del secador.

– No te hagas el estrecho, vi como me mirabas. La verdad es que acabo de salir del baño – dijo a la vez que reía su propio chiste antes de continuar – Pero aún me queda para otra ronda. . . ¿Qué dices?

Entre sorprendido y asqueado por su comportamiento de macho alfa irresistible y dedicándole una mirada autosuficiente con la cual pretendía hacerle entender que no me sorprendía lo mas mínimo, me tome unos segundos para responderle

– Lo siento, pero no me interesa – Respondí con desden

A el no pareció gustarle mucho mi repuesta, por lo que se ve esperaba poco mas o menos que yo cayera de rodillas a sus pies chupándole la polla. En definitiva el chaval se creía Brian Kinney y que aquel pub era su Babylon particular.

Sin perder mas tiempo con aquel creído me gire y camine hacia la puerta aunque pude escuchar como pateaba una papelera casi al mismo tiempo que yo salía del baño para encontrarme de frente con Pedro, que estaba junto a Ángela y Andrea.

– Oye ya pensaba que habías encontrado a alguien interesante ahí dentro – Empezó a decir Pedro sonriente.
– Tampoco hace tanto que entre, perdí mas tiempo viniendo hacia aquí que dentro – Respondí, pero justo en ese instante salio el chulo creído del baño al tiempo que Pedro y Andrea ponían sendas caras de asco.
– Carlos – Dijeron al unísono entre dientes.
– ¡Hombre! Mira quién esta aquí, la parejita feliz ¿Qué tal chicos? Hacia tiempo que no os veía – Dijo Carlos en son de burla mirando a Pedro y Andrea – No me digáis que el chico nuevo viene con vosotro s – Continuo poniendo una mano sobre mi hombro – Ya hemos tenido unas palabras ahí dentro el y yo.

Andrea y Pedro echaron a Carlos una mirada de puro odio mientras yo me apartaba bruscamente de su lado, en ese momento Pedro cogió mi muñeca y tiro de mi hacia el, con una fuerza inesperada, me hizo girar sobre mi mismo, abrazándome desde atrás por la cintura al tiempo que apoyaba su barbilla sobre mi hombro izquierdo. Yo por mi parte intente no demostrar demasiado mi sorpresa cuando alzando la voz dijo – Ni lo toques, es mío.

Pero mi hermana por su parte si que ahogo un grito de sorpresa mientras yo me ponía colorado como un tomate, o eso supuse al notar el calor en mis mejillas. La cara de Carlos también fue de sorpresa pero su asombro inicial desapareció enseguida por una sonrisa retadora mientras nos hablaba mirando a Pedro directamente a los ojos.

– Eso ya lo veremos – Dijo al final antes dar media vuelta e irse.

Nos quedamos todos mudos viendo como desaparecía entre la gente del pub y yo entre la sorpresa y la vergüenza ni siquiera me había separado de Pedro y ahora que la sorpresa había pasado podía notar perfectamente como su respiración acariciaba mi cuello y sus brazos se aferraban fuertemente a mi, pensé en separarme de el, pero en vez de eso gire mi cara para preguntarle – ¿Y ese quien es? – al momento me arrepentí pues con la cercanía al girar la cara tuve sus labios a pocos centímetros de los míos y su preciosa mirada de ojos azules me contemplaba expectante, avergonzado me separe de el mientras el se deshacía en disculpas.

Tras esa escenita que las chicas contemplaron en silencio, Andrea fue la primera en abrir la boca y aunque yo esperaba un explicación sobre Carlos lo que dijo solo me hizo ponerme mas nervioso aun.

– Mira que mono, esta todo colorado, mira Pedro, es tímido ¡Pero que adorable! – Exclamo poniendo sus dos manos sobre mis acaloradas mejillas, que no hicieron si no encenderse mas aun al escuchar las risas de Pedro y mi hermana, mosqueado me separe de ella y comencé a hablar señalando a Pedro.
– ¿Ya te vale, esto es culpa tuya, por que tienes que andar inventándote mi vida? Y además ¿quien es ese capullo?
– Mi ex-novio – respondieron Pedro y Andrea a la vez.
– ¿Cómo? – Preguntamos sorprendidos Mi hermana y yo casi al mismo tiempo.
– Me temo que eso es una larga historia – se apresuro a responder Andrea – pero estamos aquí para divertirnos, os prometo que os la cuento, pero no arruinemos la noche que no me toca a mi conducir ¿Qué tal otra copa? – Dijo ella animada, dejándonos a mi hermana y a mi con la boca abierta. Mi hermana estaba claro que no se iba a quedar conforme pero cuando se disponía a protestar Marina rompió la tensión saliendo del baño justo en ese momento.

– Dios santo ¿Como pueden tardar tanto en mear? ahí se meten el dedo, os lo digo yo – y viendo nuestras caras añadió – ¿Qué ha pasado habéis visto un fantasma o algo?
– Nunca mejor dicho – respondió Pedro entre risas – Venga vamos a por otra copa que Árdea se quiere coger un pedo esta noche – Y sin mas tiro de mi al tiempo que Andrea tiraba de mi hermana, parecía que nos íbamos a quedar con al intriga por el momento, aunque por una vez yo estaba igual de intrigado que ella o mas.

El resto de la noche transcurrió dentro de la normalidad, a parte de las pullas de Andrea cada vez que Pedro y yo nos acercábamos mas de la cuenta o los comentarios de este para hacerla enfadar a ella, explicándole que no iba a encontrar heteros en el pub y que su mejor solución era volverse lesbiana, curiosamente eran bromas a las que estaba empezando a acostumbrarme.

Finalmente Andrea acabo bastante animada, normal teniendo en cuenta la velocidad a la que bebía, mientras se daba picos con Pedro e intentaba en mas de una ocasión dármelos a mi, hasta que a las cinco de la mañana encendieron las luces en clara señal de que nos marcháramos, momento en el que Marina y mi hermana tiraron de Andrea hacia la puerta mientras Pedro y yo nos quedábamos un poco rezagados.

– Oye, después de lo que dijiste al menos me contaras la historia de Carlos ¿verdad? – Dije mirando al suelo.
– ¿Tanto te molesto que le dijera eso? El dijo que habíais hablado en el baño ¿Qué te dijo?
– No te desvíes del tema ¿me lo contaras?
– Si, si tranquilo, pequeña Maruja, que te lo cuento, pero cuéntame tu lo del baño – dijo riéndose ampliamente
– No soy una Maruja, pero comprenderás que el hecho de que Andrea y tú compartáis ex-novio me tiene intrigado.
– Ahora eres tu quien se desvía del tema, ¿Qué paso en el baño? – dijo sonriéndome dulcemente.
– Nada, el intento ligar conmigo y yo lo mande un poco lejos
– Lo sabía, ese capullo va detrás de todo lo que se mueve
– Gracias por la parte que me toca – Respondí molesto

El me miro sorprendido pero sonrió al ver mi mueca de enfado – Pones una cara muy graciosa cuando te mosqueas ¿sabes? – Iba a decirle algo mas mientras fruncía los labios con enfado a aun mas hasta que el poso un dedo sobre ellos y siguió hablando – Perdona, no pretendía insultarte, de hecho, cualquiera se hubiera abalanzado sobre ti esta noche de no ser por que me has tenido todo el rato pegado a tu culo – ahora mi cara era mas de sorpresa que de enfado y antes de que pudiera decir nada añadió con una sonrisa – Que por cierto, bonito culo.

Esta vez me había dejado sin palabras posibles y totalmente avergonzado baje la vista al suelo y seguí andando sin ser capaz de decir nada mas.

Mientras tanto las chicas nos esperaban en el coche donde Andrea se había quitado las enormes botas y apoyaba los pies descalzos en el suelo sentada en el capo.

– Las botas estas son una pasada pero asesinas, creo que si me amputaran los pies ahora ni siquiera me daría cuenta – y mirando a mi hermana añadió – ¿a ti no te molestan las tuyas?
– Un poco pero creo que todavía no me pueden amputar los pies sin que me entere – respondió ella riendo.
– Espero que no te huelan peste los pies por que si no te volver a poner las botas a presión si hace falta – Dijo Pedro mientras nos acercábamos.
– ¿Cómo te atreves? Claro que no me huelen peste los pies, yo tengo estilo y glamour, toda yo huelo a flores.
– Ya, y el chocho también te huele a flores ¿no? – respondió Pedro entre carcajadas
– Que basto puedes llegara ser, cariño – Dijo Marina mirándolo con una sonrisa.
– Es que yo también tengo estilo y glamour, a ver si te crees que Andrea es la única.

Entre risas subimos al coche, donde al final no hubo necesidad de ponerle las botas a Andrea y Marina nos dejo a mi hermana y a mi en la puerta de casa mientras Pedro se despedía con al promesa de quedar al día siguiente y contarnos la historia de Carlos.

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